Monoton celebra a Pierre Boulez en la Cárcel Vieja con un concierto de escucha radical
La Cárcel Vieja de Murcia se convierte, con el programa MONOTON, en uno de los pocos lugares de la ciudad donde la música contemporánea se aborda con la seriedad, el riesgo y la intensidad que merece. Dentro de su programación de otoño, el centro de cultura contemporánea acoge el concierto divulgativo “100 años de Pierre Boulez”, un homenaje al compositor francés que cambió para siempre la manera de escribir y pensar la música del siglo XX.
Lejos del formato de recital convencional, la propuesta se articula como una experiencia completa de escucha. El pianista José Vicente Riquelme y el flautista Jaume Darbra se encargan de un programa que recorre distintas etapas y resonancias del universo bouleziano, acompañados por la pianista y doctora en música Pilar Valero, que interviene también como guía de escucha. Cada obra llega contextualizada: se explica su lugar en la historia, su arquitectura interna, las ideas estéticas que la sostienen. No se trata solo de escuchar, sino de entender qué está pasando en el sonido.
MONOTON ha hecho de este enfoque su seña de identidad: convertir la música contemporánea y el arte sonoro en un territorio habitable para cualquier persona con curiosidad, sin rebajar la exigencia artística. El ciclo plantea que no basta con programar piezas: hay que ofrecer herramientas para acercarse a ellas, desmontar tópicos sobre la “dificultad” de este repertorio y demostrar que la escucha atenta puede ser una de las experiencias culturales más intensas que se pueden vivir hoy en un espacio público.
En el contexto de la Cárcel Vieja, el concierto dedicado a Boulez subraya la voluntad de trabajar la creación sonora en serio, sin paternalismo. La sala se convierte en un lugar donde es posible escuchar partituras que rara vez llegan a los circuitos habituales de la ciudad, con intérpretes especializados y un marco que invita a tomarse el tiempo necesario. La programación de MONOTON no busca decorar un calendario: construye un relato sobre la música de nuestro tiempo y sitúa a Murcia en el mapa de los lugares donde esta conversación está ocurriendo de verdad.
El homenaje a Boulez es, al mismo tiempo, un gesto de reconocimiento a su legado y una declaración de futuro. Hablar de él es hablar de investigación, de ruptura de formas, de compromiso con una idea radical de la música como pensamiento. Que un centro de cultura contemporánea como la Cárcel Vieja reserve un espacio privilegiado para este tipo de propuestas indica un horizonte claro: aquí la creación sonora no es un añadido, es una línea de trabajo central, capaz de generar comunidad en torno a la escucha y de formar nuevas maneras de estar en el sonido.

