La instalación “Invernadero” convierte la Cárcel Vieja en el particular invernadero de sonidos de Pedro Guirao y Eduardo Balanza
La Cárcel Vieja de Murcia se ha convertido en un gran laboratorio de escucha con la instalación sonora “INVERNADERO: Sonido, etnografía e instrumentos”, de los artistas murcianos Eduardo Balanza y Pedro Guirao, inaugurada el pasado 14 de noviembre en el Centro de Cultura Contemporánea Cárcel Vieja, con la asistencia del concejal de Cultura e Identidad, Diego Avilés.
La instalación, comisariada por Amber Kay y Jesús de la Peña, forma parte de la programación de MONOTON, el proyecto municipal de divulgación y difusión del arte sonoro que está consolidando la Cárcel Vieja como uno de los epicentros de la creación experimental en la ciudad, y podrá visitarse hasta el 12 de diciembre.
En “INVERNADERO”, Balanza y Guirao conciben el edificio como un espacio de cultivo sonoro: en lugar de plantas, se “siembran” instrumentos, registros de campo, timbres y voces que se activan a través de un recorrido de escucha. La instalación utiliza la arquitectura del centro —pasillos, huecos y estancias de tránsito— como caja de resonancia, de modo que cada visitante compone su propia experiencia al desplazarse por el interior del edificio.
Esta instalación profundiza en tres líneas de trabajo: el sonido como materia artística, la etnografía como herramienta para pensar las relaciones entre comunidad y territorio, y el instrumento como objeto expandido, más allá de su función musical tradicional. La propuesta se inscribe en el recorrido que ambos artistas vienen desarrollando en proyectos previos, en los que el paisaje sonoro y la memoria se han convertido en materiales de trabajo centrales.
Eduardo Balanza, artista multidisciplinar, ha construido una trayectoria en torno a la música, la cultura popular y los dispositivos de escucha, con proyectos mostrados en instituciones nacionales e internacionales. Pedro Guirao, por su parte, ha centrado su trabajo en los cruces entre sonido, imagen y territorio, articulando narrativas que conectan memoria, paisaje y tecnología. La colaboración de ambos en esta instalación en la Cárcel Vieja sitúa a Murcia en el mapa de las prácticas sonoras contemporáneas con una propuesta de alcance internacional pero profundamente arraigada en el contexto local.
La elección de la Cárcel Vieja resulta especialmente significativa. El edificio, ya consolidado como Centro de Cultura Contemporánea, compatibiliza su condición de Lugar de Memoria Democrática con una intensa programación de arte, música, cine y pensamiento. Convertir este espacio en un invernadero de sonidos subraya su doble dimensión: un lugar que recuerda un pasado de silencio impuesto y que hoy se abre a la experimentación, la escucha compartida y la producción de nuevos relatos para la ciudad.
La instalación “INVERNADERO: Sonido, etnografía e instrumentos” se configura, así, como uno de los hitos de la temporada cultural de la Cárcel Vieja y de la línea de trabajo que Murcia está trazando en torno a las artes sonoras, consolidando un ecosistema creativo en el que instituciones, artistas y ciudadanía comparten un mismo espacio de experimentación.