Arranca NO-MUZAK en el ascensor de La Cárcel con una instalación homenaje a Yukio Mishima
No-Muzak, uno de los diez proyectos troncales que conforman La Cárcel, convierte el ascensor en un lugar inesperado de escucha, en toda una experiencia. Arranca el proyecto con un homenaje al ensayista y escritor japonés Yukio Mishima, con motivo del centenario de su nacimiento.
En el centenario de Yukio Mishima (1925–1970), Japón revisita a su autor más deslumbrante y perturbador; no solo por la potencia de títulos como Confesiones de una máscara, El pabellón de oro o la tetralogía El mar de la fertilidad, sino porque en ellos la belleza deja de ser adorno y se convierte en problema moral. Con una prosa tensada hasta el filo, Mishima narró la colisión —a la vez íntima y histórica— entre tradición y modernidad, cuerpo y espíritu, deseo y mandato social; y lo hizo explorando la disidencia sexual no como confesión liberadora, sino como máscara, destino y puesta en escena. De ahí que su figura pública, deliberadamente performativa, combinara culto al cuerpo y ambición de mito, a la vez que su deriva nacionalista y su milicia privada desplazaban la estética hacia una política extrema. El seppuku de 1970, tras un pronunciamiento fallido, selló una biografía que confundió arte, vida y muerte, pero no agotó la lectura de su obra, hoy más discutida y traducida que nunca. Celebrar su centenario exige, por tanto, asumir esa complejidad y preguntarse cuánto puede exigir la belleza y qué estamos dispuestos a sacrificar por ella: ahí persiste Mishima, clásico moderno que aún interroga a la democracia.